El envejecimiento es una de las claves por la cuál la regeneración en humanos no es posible. Cuando las células en animales o en humanos envejecen, estas (principalmente las células madre), dejan de responder porque se pierden factores que la célula necesita. Por ejemplo, cuando envejecemos, hay algunas áreas del cerebro que se pierden, hay un decaimiento de la actividad neuronal.
Hay dos teorías que explican esta respuesta de las células tras envejecer: la primera es que las células se adormecen y simplemente dejan de usarse; y la segunda es que estas células se destruyen. Lo que algunos grupos científicos están intentando hacer es, en la primera teoría, reactivar dichas células y en la segunda, están intentando averiguar cómo tratarlas para que no se pierdan.
En conclusión, las células forman los tejidos y estas células, tras envejecer pierden su capacidad funcional. De esta manera, los órganos cambian a medida que dichas células envejecen por las alteraciones causadas. Y los órganos que no envejecen van perdiendo su capacidad funcional lentamente.
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