Ya conocemos a animales que tienen un gran poder de regeneración, suficiente para regenerar nuevas partes de su cuerpo cuando son amputadas. Aunque nosotros los humanos seamos capaces de regenerar nuestra piel y nuestro hígado, nuestra capacidad de regeneración no va más allá. Por ello, los humanos debemos recurrir a otras estrategias, como la medicina regenerativa.
Las células madre cumplen una importante función en ese empeño, ya que pueden dar lugar a nuevos tejidos. Los científicos están aprendiendo a mezclar una serie de moléculas de glúcidos, proteínas y fibras para crear un entorno en el que las células madre puedan desarrollarse y formar el tejido de reemplazo. Gracias a esto, se han realizado grandes progresos en la sustitución de tejido cardíaco dañado y en la reconstrucción de músculo, y también se han dado los primeros pasos en la creación de células nerviosas. Algunos de estos avances podrían salir del laboratorio y convertirse en tratamientos en pocos años, aunque nada es seguro y podrían no funcionar.
Algunos de los avances que podrían progresar son los siguientes:
Cambio de corazón. Las células madre pueden transformar el tratamiento médico de la insuficiencia cardíaca.
Un soporte biológico. La matriz extracelular, un adhesivo natural, podría utilizarse para regenerar músculos, tendones y órganos.
Crear órganos con azúcares. Para construir órganos voluminosos que funcionen con eficacia se necesita hallar la manera de incorporar en ellos vasos sanguíneos.
Renovar las neuronas. Los médicos esperan poder algún día reemplazar las células perdidas a causa de los trastornos neurodegenerativos.
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